Este viernes 3 de febrero se celebran los 35 años desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre la República Oriental del Uruguay y la República Popular China. Si ya en el 2018, al cumplirse tres décadas de esas relaciones, los lazos políticos, institucionales, económicos y culturales entre ambos países habían alcanzado niveles que podríamos calificar como de espectaculares, ahora, cinco años más tarde, éstos han subido un escalón más. Y todo ello en un contexto en el cual en los últimos tres años el mundo entero tuvo que hacer frente a dificultades y retos inimaginables debido a la pandemia de la Covid.
La crisis sanitaria mundial fue una prueba de fuego para las
relaciones bilaterales. En este sentido hay que recordar cómo en febrero de 2021 llegó a
Montevideo el primer lote de vacunas chinas contra la Covid-19, como resultado de
las gestiones al más alto nivel realizadas por el presidente Luis Lacalle Pou y
su homólogo chino Xi Jinping, así como de las gestiones de las representaciones
diplomáticas de ambos países en Beijing y Montevideo, encabezadas
respectivamente por los embajadores Fernando Lugris y Wang Gang.
Aparte obviamente del dolor por las víctimas causadas por
esta pandemia, la Covid generó también enormes dificultades en el comercio
mundial, en especial en la logística y el transporte marítimo, lo cual originó un incremento de los costes y grandes retrasos
en los plazos de entrega. Las estrictas medidas tomadas por las autoridades
chinas para salvaguardar la vida de su población agravaron aún más esos
problemas y los principales puertos del país asiático quedaron “atascados”
hasta hace sólo unos meses atrás.
La imposibilidad de realizar viajes de negocio a China o de
tener una participación presencial en importantes ferias del país, fueron
también efectos negativos de la pandemia a los que debemos agregar el enfriamiento en el crecimiento de la segunda economía más grande del mundo.
Después de una caída de las ventas de bienes uruguayos a China en
el 2020 como consecuencia de esos efectos adversos, hemos visto, sin embargo, un incremento
continuo en el 2021 y 2022, años éstos también de muchas dificultades. El año pasado las exportaciones uruguayas a
China crecieron un 12 % en relación con 2021 y por primera vez rompieron
la barrera de los 3.500 millones de dólares, según datos de Uruguay XXI.
China es desde el 2013 el principal cliente de las exportaciones uruguayas
Con solamente mencionar que la República Popular China es
desde hace ya una década el principal socio comercial de Uruguay y el destino número
uno de nuestras exportaciones ya sería suficiente para demostrar la importancia
que tienen para nuestro país las relaciones con el país asiático.
Con el fin de resaltar a qué nivel se ha llegado en tan poco espacio de tiempo, podemos citar al embajador chino en Montevideo, Wang Gang, quien ha declarado que "el volumen comercial bilateral ascendió a 7.441 millones de dólares en 2022, batiendo un nuevo récord histórico, 60 veces mayor al de 1988, año del establecimiento de nuestras relaciones diplomáticas." Según fuentes chinas, además, desde el año 2017 hasta la actualidad, el comercio sino-uruguayo creció en un 50 %.
Por último para darnos cuenta de la dimensión de esto vamos a recordar que el porcentaje de lo vendido a China (28 %) el año pasado supera a todos los bienes exportados por Uruguay a Brasil y Argentina juntos (14 % y 9% respectivamente), así como a toda la Unión Europea (15 %).
También es motivo de satisfacción el ver cómo paulatinamente se va diversificando la oferta uruguaya a China. Cuando en 1988 se establecieron las relaciones diplomáticas, y durante años posteriores, la lana era el principal rubro de nuestras exportaciones que entonces apenas superaban la cifra de los cien millones de dólares.
En la actualidad, y desde hace años, la carne es el
principal producto de las ventas uruguayas. El año pasado representó un 40 % de las
exportaciones, seguida por la soja. En la canasta de productos exportados
también destacan los lácteos, la madera o la celulosa.
El desarrollo económico y social de China como catalizador de las exportaciones uruguayas
El desarrollo económico, y en especial social, que ha
experimentado China en las décadas recientes, y principalmente en los últimos diez
años es algo reconocido por los principales organismos internacionales e
incluso por aquellos más críticos con el país asiático.
El 25 de febrero del año 2021, el presidente chino Xi Jinping indicó en el Gran Palacio del
Pueblo de Beijing: "Hoy declaramos
solemnemente (...) un completo éxito en la lucha contra la pobreza en el país".
El espectacular incremento en la demanda china de carne, lácteos, frutas, aceite de oliva, vinos y otros productos
agroalimentarios de todas partes del mundo son una prueba de cómo ha mejorado de forma creciente el nivel de vida de sus ciudadanos. Son muchos los ejemplos de
países con altas tasas de crecimiento económico, en algunos casos superiores a
las de China, pero donde sus ciudadanos siguen viviendo en condiciones de
extrema pobreza.
Lo destacable en el caso de la República Popular, en comparación con muchos otros países (podríamos poner como ejemplo a India) es que su desarrollo económico se ha visto reflejado de forma palpable y general en la mejora de las infraestructuras del país y de muchos aspectos relacionados con su sociedad. La mejora del nivel de vida de millones de ciudadanos chinos es lo que ha generado una demanda creciente de productos que países como Uruguay pueden aportar al país asiático.
Por decirlo de forma sencilla, sin el desarrollo social alcanzado no veríamos en los supermercados o restaurantes chinos carne uruguaya o productos de Conaprole
El importante papel jugado por la embajada de Uruguay en China
Ese desarrollo social alcanzado por China ha sido pues una condición necesaria para transformar al país en un gran consumidor de carne y productos agroalimentarios, pero no suficiente para que Uruguay se haya convertido en uno de sus principales proveedores en este campo.
La existencia de una gran demanda china, siendo algo bueno, hace al mismo tiempo que la competencia dentro del mercado sea muy fuerte. Muchos han sido y son los esfuerzos que ha tenido y tiene que realizar Uruguay en este sentido para haber alcanzado esos niveles espectaculares de ventas a la República Popular.
En comparación con cualquiera de sus competidores Uruguay fue el país que más tarde estableció relaciones diplomáticas con China. Argentina o Australia, por ejemplo, lo hicieron en 1972, quince años antes. Incluso Estados Unidos, gran exportador de carne, soja y cereales a China, las estableció en 1979, nueve años antes.
Aparte de esto, países como Australia o Nueva Zelanda pueden competir mejor que Uruguay ya que además de las ventajas geográficas tienen los beneficios de aranceles más bajos debido a acuerdos comerciales firmados hace ya muchos años atrás con la República Popular.
Al mismo tiempo, el chino es un mercado donde hay que
conocer y acatar muy bien todas las normas sanitarias relacionadas con productos
alimentarios, y donde los consumidores están cada vez mejor informados y son
muy exigentes.
Hacer que la calidad y características de nuestros productos
puedan ser conocidos y apreciados en el país más poblado del planeta, el
tercero más grande del mundo, no es una tarea fácil. Si tenemos en cuenta estos
dos factores -demográficos y geográficos- realizar labores de promoción
comercial o cultural en China es el equivalente a hacerlo en todo el continente
europeo. Eso es algo que pocas veces se tiene en cuenta cuando se ve el mercado chino desde afuera.
El trabajo realizado por la embajada de Uruguay y sus consulados
en Shanghai, Guangzhou (Cantón) y Chongqing, aparte
obviamente del de Beijing, ha sido fundamental para la promoción de nuestro país, nuestros productos, nuestra cultura. Eso ha sido así desde el principio en 1988 cuando se estableció la embajada en Beijing y de forma más destacada en los últimos años debido a los cambios que se han ido produciendo en China y en las relaciones bilaterales.
Debido a la crisis sanitaria, prácticamente durante tres años no pudieron realizarse visitas, y por eso gran parte del trabajo de promoción y apoyo al comercio con China fue realizado por la embajada uruguaya. Ésta ha sido y es muy activa y creativa en el uso de las redes sociales chinas y muy cuidadosa en la utilización del idioma chino, prestando también mucha atención a las relaciones con la prensa y participando de forma presencial o virtual en infinidad de actividades.
El auge del estudio del español en China ha sido también un
factor que ha posibilitado esas labores de promoción a todos los niveles: organismos
públicos centrales y regionales, universidades, institutos de investigación,
academias de ciencias, bibliotecas y museos, llegando también hasta el mundo del
deporte, en especial del fútbol.
Tampoco podemos olvidar las excelentes relaciones con la
Embajada de la República Popular China en Montevideo y que la cooperación recibida
de ésta y en particular de su embajador Wang Gang, han sido también claves para
los éxitos alcanzados.
Los retos del futuro
Si bien nunca ha sido fácil -para bien o para mal- hacer previsiones sobre China, en la situación actual del mundo -parafraseando a Mao podríamos decir que "hay un gran desorden bajo los cielos"- aún es más complicado.
En este "desorden bajo los cielos" tenemos, entre otros, los problemas del Mercosur y las relaciones con la Unión Europea y los Estados Unidos. Pero ese será tema de otras reflexiones.
Centrándonos en el tema de las relaciones bilaterales creo que hay razones para el optimismo, en especial después del fin de los confinamientos en China y de la apertura de las fronteras del país.
Con el riesgo que tiene esta afirmación, todo hace pensar que los niveles de vida y de consumo de los ciudadanos chinos no sólo no caerán sino que por el contrario podrían ir regresando a los niveles pre-pandemia e incluso superarlos.
Las grandes empresas de artículos de lujo, las líneas aéreas y el turismo internacional ya se están preparando para ello. Durante las últimas vacaciones por la Fiesta de la Primavera en China, se volvió a vivir por primera vez en años el fenómeno de turistas chinos en el exterior, siendo Tailandia y Singapur los principales destinos de los viajeros.
Las principales exportaciones uruguayas están directamente relacionadas con esos niveles de vida y de consumo y por eso los riesgos son menores que en otros sectores como por ejemplo la industria.
Al mismo tiempo, siempre teniendo en cuenta a esos millones de ciudadanos con un poder adquisitivo cada vez mayor, a Uruguay se le abren, o ya se le han abierto, nuevas oportunidades de negocios. Un ejemplo de ello es el de los vinos.
Una gran oportunidad para Uruguay, a mediano plazo, es el turismo chino. El país cuenta con condiciones naturales atractivas pero, al igual que pasó en Europa años atrás, el sector del turismo deberá aprender a conocer más y mejor las características de los visitantes que lleguen de la República Popular, y a adaptarse a nuevas costumbres y formas de trabajo.
Uno de los grandes problemas a resolver es el de los traspasos trasnacionales. Si un ciudadano uruguayo, argentino o brasileño tiene muchas veces que esperar horas para cruzar una frontera o pasar un control de inmigración y aduanas si viaja en barco, no esperemos que un turista chino haga lo mismo después de haber dado la vuelta al mundo para llegar a Uruguay.
En este sentido Brasil o Argentina serían los que saldrían ganando. Su gran extensión geográfica les permite tener una oferta muy variada aparte de que tienen buenas conexiones aéreas.
El embajador chino en Uruguay, Wang Gang, propuso ya en junio del 2021 la creación de "una ruta transnacional que integre los destinos de Argentina, Brasil, Uruguay y Antártida, dirigida a un sector de alta gama de la sociedad china que aún no conoce la región." Me parece una propuesta con mucho sentido, muy acertada y muy interesante .... si se pudiera materializar. Me temo, sin embargo, que lamentablemente no será tarea fácil debido al tema de los visados y de los cruces transnacionales.... y ojalá que me equivoque.
En todo caso, creo que Uruguay y China pueden estar satisfechos, después de 35 años, por el nivel alcanzado en sus relaciones bilaterales y podrán mirar el futuro con optimismo esperando festejar con más fuerza aún los 40 años de lazos diplomáticos.
Pablo Rovetta Dubinsky
@PabloRovetta
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