30 mayo, 2021

Leyendo "La China que viví y entreví" y el país asiático en las primeras décadas del siglo XX

Reconozco que para mí ha sido una sorpresa muy agradable encontrarme con la reedición de "La China que viví y entreví", que había sido publicado por primera vez en España en 1977.

Para todas aquellas personas interesadas en China, en todos sus aspectos, me permito recomendar la lectura de esta nueva edición de "La línea del horizonte"

Y es que su lectura puede, en mi modesta opinión, ayudarnos a conocer o intentar comprender un poco más la China de hoy y de sus últimas décadas.



El libro es una autobiografía y reflexiones de Huang Masai, cuyo nombre se convierte en España en Marcela de Juan, hija de padre chino y madre belga, que vivió su infancia en Madrid y quince años de adolescencia y juventud, entre 1913 y 1928, en el barrio de las legaciones extranjeras de Pekín.

Ya se han escrito varias crónicas sobre esta joya literaria, enfocándolas desde diversos puntos de vista. Fernando Rodríguez Lafuente, en un resumen en el ABC de España, habla de "europea en China, china en Europa", centrándose en el aspecto multicultural de Marcela de Juan.

Hoy me gustaría centrar mis reflexiones desde otro punto de vista, en concreto en las cosas de las cuales fue testigo directo la autora hace ya casi un siglo, y de lo que pensaban entonces ella y su padre.

Marcela de Juan era hija de un diplomático y alto funcionario, o "mandarín". Una familia acomodada, que vivió con todos los lujos de esa época, en esa burbuja paradisíaca que era el barrio de las legaciones extranjeras de Pekín. Y sólo por las anécdotas de todo tipo que relata ya vale la pena leer el libro.

Ella habla de "la China que yo viví, la época en que yo viví en Pekín. Era la época de los 'señores de la guerra'. Una época de grandes riquezas y de tremendas pobrezas" y de ahí el valor de su testimonio.

Viviendo en el barrio de los europeos, pero siendo a su vez euro-asiática, sintió de cerca la discriminación racial. Por ejemplo cuando menciona que "íbamos a la zona francesa porque en la inglesa había un letrero muy grande que decía 'Dogs and chinese not admitted', y por eso no podía entrar al "Peking Club", ya que le dijeron que "los chinos no eran admitidos, por muy dignatarios que fueran".

Su frase "Era mala cosa ser chino en China en aquel entonces", resumen perfectamente lo que se puede deducir leyendo libros de historia.

Marcela de Juan relata cómo era la China que vió en medio de las luchas de los "señores de la guerra", la extrema pobreza, las matanzas, el papel de la mujer en esa sociedad.

Y si me lo permiten, me gustaría decir que algunas de sus reflexiones o las que cita de su padre, coinciden con las que yo fui sacando en los más de cuarenta años de relación directa con el país al que llegué en 1975.

Citando a un prestigio intelectual chino de esa época, menciona que   "Los europeos no son capaces de comprender lo que era la vieja China. Les falta la base, el conocimiento de nuestro idioma y de nuestra civilización cinco veces milenaria".

"Hay extranjeros -continúa- que pretenden penetrar y conocer en unos días o semanas a una nación que precisó muchos siglos para formarse y pulirse. ¡Qué ilusos!".  Sobran los comentarios.

No pretendo ni mucho menos compararme con ella, pero no puedo dejar de mencionar cómo esas y otras conclusiones son a las que yo llegué casi medio siglo después, y que relato en "Los años setenta en China".

Yo también viví  y vivo muchas cosas del país que no entendía y me parecían, y aún me parecen, contradictorias. Marcela de Juan al reconocer que no comprende alguna de las contradicciones que ve, dice que "mi padre nos dijo que en China todo era posible". 

Para no extenderme demasiado, Marcela de Juan regresa a China 47 años después de haber abandonado el país, en noviembre de 1975, cuando yo ya llevaba seis meses en la República Popular.

Y lo que ve, las conclusiones a las que llega, hoy serían calificadas como "pro-comunistas", "pro-chinas". Por ejemplo,cuando regresa a Pekín, y hace una comparación con la China que vivió, dice lo siguiente:

"Hay que haber conocido la China de mis tiempos -dice- dividida, destrozada, sojuzgada, con todas sus riquezas y todos los servicios en poder de los extranjeros ... donde en cada mala cosecha había millones de muertos. Donde para cientos de millones de seres, conseguir un tazón de arroz parecía, en millones de seres, una cosa imposible".

Marcela de Juan no deja a entender en su libro cuáles son sus ideas políticas, pero está claro que no era lo que hoy se podría llamar una persona "de izquierda". 

Tras su viaje de 1975 otra de sus conclusiones es la siguiente: "Creo que el chino no es comunista. Tiene su propio comunismo, ya que en China el marxismo es algo diferente, es como si dijéramos un marxismo adaptado a la tradición china". 

Se podrá estar de acuerdo o no con esta reflexión, pero lo que en alguna medida está reflejando, y es lo que modestamente menciono en mis "Los años setenta en China", es "El socialismo con características chinas", uno de los lemas principales de los líderes actuales del país.

Debido a lo que vio y vivió entre 1913 y 1928, la autora saca a relucir ya entonces ese carácter "nacionalista" del pueblo chino, tan criticado a veces y atribuido al Partido Comunista.

Por último, y otro punto más en que cual coincido, Marcela de Juan, tras su viaje de 1975, indica que "China sigue siendo un inmenso enigma, ... es el país del mundo donde el pasado está y sigue estando presente".

En definitiva, un libro muy instructivo -también desde otros puntos de vista- y recomendable que puede ayudar a comprender muchas de las cosas que han pasado y siguen pasando en China. 

Ocurre con otros países, naciones, civilizaciones, pero en el caso concreto de China, este testimonio directo de Marcela de Juan, es una muestra más de la importancia de conocer el pasado, la cultura, la historia de un país tan milenario para intentar -y destaco lo de intentar- comprender muchas de las cosas que ocurren en la actualidad.

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"La China que viví y entreví". Marcela de Juan

"La línea del horizonte. Ediciones"

ISBN: 978-84-17594-85-5

@PabloRovetta

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