El trabajo de los traductores en la literatura es, creo, medianamente conocido por todos, aunque no lo suficiente reconocido.
Aparte de ese papel tan importante, sin embargo, los traductores son indispensables en tantos campos que la lista sería interminable, pero entre otros podemos destacar la política, la diplomacia, la economía y el comercio, la ciencia y tecnología y el arte y la cultura -en ambos casos en el sentido más amplio de esos términos-.
Prácticamente no existe otra profesión -quizás la más parecida sea la de periodista- en la cual haya que tener conocimientos prácticamente "de todo" (política, economía, diplomacia, cultura, tradiciones, historia, geografía, ciencia y tecnología, todo tipo de deportes y un interminable etc.). Y además, donde haya que estar al día en cualquiera de todos esos campos.
Quizás alguno de los lectores haya visto la película "Un día sin mexicanos". Con todas las diferencias de contexto que pueda haber con esa película, ¿alguien ha pensado lo que sería "un día sin traductores"?
¿Cuántas reuniones políticas, comerciales, diplomáticas, culturales o científicas tendrían que suspenderse? ¿Cuántos seminarios? ¿Cuántas noticias dejarían de publicarse? ¿Qué lugares no se visitarían? ¿Cuántos tipos de comida dejarían de ser consumidas, cuántos artículos se quedarían sin vender? ¿Cuántos trámites -desde un sencillo certificado de nacimiento- no se podrían hacer ese día? ¿Qué pasaría con los turistas?
Y es que un buen traductor "está obligado" y debe estar preparado para conocerlo "todo".
Para peor, en una reunión o una visita, tiene que reaccionar en millonésimas de segundo ya que no puede ni utilizar un diccionario, o preguntar a nadie, ni mucho menos consultar en Google.
Y sin embargo, es en mi opinión una de las profesiones menos valoradas y peor pagadas. El traductor, que muchas veces podría y debería actuar como un verdadero asesor, muchas veces es la figura invisible de la película, alguien a quien muchas veces se le borra el nombre y el apellido y pasa a ser simplemente "el traductor".
Javier Marías dijo que "El traductor es un escritor privilegiado que tiene la oportunidad de reescribir obras maestras en su propia lengua." Pero ese "privilegio" exige mucho esfuerzo, y lamentablemente, los "privilegios" son pocos.
Aparte de ese papel tan importante, sin embargo, los traductores son indispensables en tantos campos que la lista sería interminable, pero entre otros podemos destacar la política, la diplomacia, la economía y el comercio, la ciencia y tecnología y el arte y la cultura -en ambos casos en el sentido más amplio de esos términos-.
Prácticamente no existe otra profesión -quizás la más parecida sea la de periodista- en la cual haya que tener conocimientos prácticamente "de todo" (política, economía, diplomacia, cultura, tradiciones, historia, geografía, ciencia y tecnología, todo tipo de deportes y un interminable etc.). Y además, donde haya que estar al día en cualquiera de todos esos campos.
Quizás alguno de los lectores haya visto la película "Un día sin mexicanos". Con todas las diferencias de contexto que pueda haber con esa película, ¿alguien ha pensado lo que sería "un día sin traductores"?
¿Cuántas reuniones políticas, comerciales, diplomáticas, culturales o científicas tendrían que suspenderse? ¿Cuántos seminarios? ¿Cuántas noticias dejarían de publicarse? ¿Qué lugares no se visitarían? ¿Cuántos tipos de comida dejarían de ser consumidas, cuántos artículos se quedarían sin vender? ¿Cuántos trámites -desde un sencillo certificado de nacimiento- no se podrían hacer ese día? ¿Qué pasaría con los turistas?
Y es que un buen traductor "está obligado" y debe estar preparado para conocerlo "todo".
Para peor, en una reunión o una visita, tiene que reaccionar en millonésimas de segundo ya que no puede ni utilizar un diccionario, o preguntar a nadie, ni mucho menos consultar en Google.
Javier Marías dijo que "El traductor es un escritor privilegiado que tiene la oportunidad de reescribir obras maestras en su propia lengua." Pero ese "privilegio" exige mucho esfuerzo, y lamentablemente, los "privilegios" son pocos.
Y entre esos "privilegios" no me estoy refiriendo sólo a lo material -a los ingresos que tiene que tener ese traductor para dedicarle años a una obra- sino en especial a lo que podríamos llamar moral o espiritual. Al hecho de ser reconocidos.
A diferencia de China, en nuestro mundo de habla hispana creo que son una minoría los casos de editoriales que ponen en su portada el nombre del traductor. También sobran los ejemplos de que no se sabe de qué idioma ha sido traducida una obra en chino, y sólo puede "descubrirse", cuando se busca el "título original" de la misma y uno se encuentra con la "sorpresa" de ver un título en inglés o en francés.
Mientras en China podríamos hacer una muy larga lista de personalidades que empezaron su carrera profesional como intérpretes y terminaron como Embajadores, en nuestro mundo de habla hispana eso sería impensable. Al mismo tiempo, nos encontramos con frecuencia a "sinólogos" (terminología que, con todo respeto, no reconozco) y "expertos" que no son capaces de leer un periódico en chino, mientras mucha gente con capacidad y experiencia está en el paro o dedicándose a trabajos que le permiten ganarse la vida pero no desarrollarse ni avanzar en su vocación profesional y personal cuando se dedicaron al estudio, en el caso del mundo de habla hispana, de uno de los idiomas más difíciles del mundo.
Como en tantos otros terrenos, China nos aventaja en este campo. A principios de los años cincuenta del siglo pasado nuestra lengua ya se estaba estudiando en la República Popular y el número de obras de escritores de habla hispana traducidos al chino aumenta cada año y supera con creces a las obras chinas publicadas en español. Y todas esas obras, como he indicado, llevan, en la portada del libro, el nombre del traductor.
Por todo ello, vaya mi reconocimiento y agradecimiento a los traductores chinos, y al mismo tiempo también mi agradecimiento pero también mi solidaridad, empatía y deseos de ánimo a todos aquellos ciudadanos de habla hispana que han hecho y siguen haciendo grandes esfuerzos por aprender y usar una lengua indispensable para el entendimiento y acercamiento entre estos dos grandes mundos como son el de habla hispana y el de habla china.
Sin contar con ellos, China no puede ser "prioritaria" para ninguno de nuestros países; sin ellos, cualquier esfuerzo por promover una "marca país" en el gigante asiático será inútil.
¡Feliz Día Internacional de la Traducción!
Fuente de la fotografía https://euterpetranslations.com/
@PabloRovetta
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