Los lectores de estas Reflexiones Orientales saben que en los últimos meses he dedicado varios artículos en defensa de China.
Primero fue el tema de la llamada "Gran Reacción Contra China". Decía hace casi un año que: Plagiando al "Manifiesto Comunista", podría decir ahora que "un fantasma recorre el Occidente: el fantasma de China. Todas las potencias de la vieja Europa y Occidente se han unido en una Santa Alianza para acorralar a este fantasma". El artículo del 12 de abril del 2019 puede leerse pinchando aquí.
Luego vino todo lo del entonces llamado Coronavirus y se volvió a criticar al gigante asiático por muchas de las medidas que había tomado para contener la crisis, tildadas como draconianas, que según la RAE quiere decir: "“Dicho de una ley, de una providencia o de una medida SANGUINARIA o EXCESIVAMENTE SEVERA."
Lo peor fueron las críticas xenófobas ante los ciudadanos chinos, y las mentiras como lo de la sopa de murciélago, que es un plato típico de las islas Palau y Filipinas.
Por esas razones, se lanzó una campaña de solidaridad con China y su población, en la cual participé activamente.
Cuando el ya llamado Covid 19 llegó a España, y habiendo vivido en parte personalmente y en parte de forma indirecta lo que estaba pasando en China, me asombró la actitud de las autoridades españolas, asombro que creció cuando la situación en Italia comenzó a empeorar de forma drástica. Y este asombro se mantiene hasta el día de hoy.
Nadie ha acusado a Italia o España de ser regímenes dictatoriales o de adoptar medidas "draconianas" cada vez más similares a las que tomó China. Por eso no salí en defensa de Italia (la tierra de mis ancestros) o de España, tal como lo hice como en el caso de China.
Eso no quiere decir que no esté sufriendo, mucho más que con lo que pasó en China, por la situación que están viviendo los ciudadanos de España. Y mi lamento es mayor ya que, sin querer propagar el pánico, estoy convencido que, aunque al final se logre superar la crisis, vendrán ahora días muy difíciles.
Tengo familiares y amigos en España, que están sufriendo y sufrirán por esta situación. Y como veo, en mi modesta opinión, lo mal que se están haciendo las cosas, mi solidaridad, mi apoyo, es hacia el pueblo español:
A quienes han perdido familiares o los tienen enfermos;
A todo el personal sanitario (desde el mejor médico hasta la gente que se dedica a la limpieza), muchos de los cuales han sufrido y sufren los "contratos basura".
A todos los trabajadores que tienen que seguir en sus puestos de trabajo en servicios públicos o privados (como por ejemplo los transportistas o empleados de supermercados).
A los que se han quedado sin trabajo y a los que perderán el que tienen.
A los autónomos que se arruinarán, que no pueden trabajar pero sí deben pagar religiosamente los impuestos.
Lo peor es que mucho de este sufrimiento se podría haber evitado, por más que muchos digan que "nadie se esperaba esto". Bastaba con mirar a China, a países como Corea del Sur, o a Italia que está acá al lado, bastaba con escuchar a la OMS.
En todo caso, estoy convencido de que el problema se superará gracias a los esfuerzos y sacrificios del pueblo español, aunque lamentablemente, como siempre, los más desfavorecidos serán los más perjudicados.
Por supuesto que no me olvido de mi querido Uruguay y otros países latinoamericanos, que ya han empezado a sufrir la crisis.
Como ha dicho Jorge Drexler: "Querid@s amig@s de LATINOAMÉRICA en general y de URUGUAY en particular: tienen una oportunidad única de no cometer los mismos errores que cometimos en España e Italia. Den un ejemplo al mundo: QUÉDENSE EN SUS CASAS. Evitemos el pico de contagio masivo. Es la única forma de no saturar los sistemas de salud y permitir que los casos graves se salven."
Pero como ahora estoy en España, como llevo décadas relacionado con este país y su gente, este mensaje de hoy es de completa solidaridad y ánimos para toda su población.
Ojalá que en Uruguay y otros países de América Latina se aprenda de las experiencias positivas de China o Corea del Sur, y de las negativas de España e Italia, y no tenga que escribir otro artículo de solidaridad.
@PabloRovetta
Los habitantes de lo que ahora es la República Oriental del Uruguay fueron y son conocidos también como “orientales”. Este oriental, después de 17 años de vida en Uruguay y Argentina, aterrizó en China en 1975 y desde entonces sigue relacionado a ese “otro” Oriente, donde residió casi un cuarto de siglo y al que sigue vinculado activamente. Esta página pretende reflexionar, contar, compartir pensamientos, historias y experiencias de China, de ayer y del presente.
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