El pasado sábado, el suplemento literario Babelia del diario español El País publicó una lista de más de 100 libros de muchos géneros como recomendación para la lectura del verano en el hemisferio Norte, basada en muchos casos en recomendaciones de intelectuales e incluso políticos. En dicha lista no figura ningún autor chino.
Ni siquiera estaba el escritor japonés Murakami, que aunque guste o no, nadie puede poner en duda sus éxitos editoriales.
La "culpa" de esto no es de Babelia. Esa lista es un reflejo y una muestra del carácter extremadamente limitado de la literatura asiática en general, y china en particular, entre los lectores, no sólo de España, sino del mundo hispanoparlante en general.
Esto me lleva a la conclusión de que España está aún muy lejos de China; y lo digo en ese orden ya que considero que, en comparación, China sí está más cerca de España.
Es verdad que los progresos realizados en las más de cuatro décadas de relaciones diplomáticas bilaterales han sido extraordinarios. También hay que reconocer los grandes esfuerzos realizados por los diferentes gobiernos de España en estos más de 40 años por fortalecer esas relaciones, y los medios materiales y financieros aportados para ello.
En mi modesta opinión, hay sin embargo, dos aspectos a tener en cuenta:
- En primer lugar, y a pesar de todos los esfuerzos y ayuda de la Administración española, muchas de las mejoras en las relaciones bilaterales o bien son iniciativas chinas y/o consecuencia de los cambios que han tenido lugar en el país asiático. Por ejemplo, en el este campo podemos incluir el turismo, los vuelos directos -no olvidemos que los primeros vuelos directos fueron chinos- y el éxito de los vinos, jamones, aceites y la gastronomía española en general. Si ahora se venden cada vez más esos productos no se debe a que en el pasado las cosas se hayan hecho mal, sino a que China ha cambiado muchísimo y lo que era un sueño hace años es ahora una realidad creciente.
- Con contadas excepciones, hasta ahora la iniciativa y los mayores esfuerzos en las relaciones bilaterales comerciales han sido consecuencia, en España, de iniciativas gubernamentales en su gran mayoría (visitas de Estado, actuaciones de ICEX,etc.), mientras que -con contadas excepciones- el sector empresarial español ha tenido una actitud más pasiva. Sé que el siguiente es un argumento polémico, pero en mi opinión en los años 80 del siglo pasado comparativamente había más unificación y acciones de empresas españolas que lo que hay en estos momentos.
En este sentido, en esos años existía un Comité Bilateral Hispano-Chino de las Cámaras de Comercio, que organizaba eventos de interés. Sólo como un ejemplo, cuando el Año Nuevo Chino dicho Comité organizaba un almuerzo al cual invitaba al Embajador chino y a representantes de la Administración española y estaba abierto a toda aquella empresa que pagara su cubierto. Lo mismo pasaba cuando llegaba o se iba un Embajador chino. ¿Algún organismo de la sociedad civil, por ejemplo, ha organizado recientemente una comida de despedida al anterior Consejero Comercial de China y de bienvenida al nuevo Consejero?
Con todo mi cariño y respeto, ya que tengo muchos amigos allí, pasa algo parecido con la Cámara de Comercio de España en China. En primer lugar, en lugar de una Cámara para un país, hay tres Cámaras regionales "autónomas", independientemente de que muchas de las empresas españolas instaladas en la República Popular trabajan en todo el territorio chino. En este sentido creo que se debería aprender de la Cámara de Comercio Unión Europea-China que organiza constantemente actividades en todo el país, para socios o no socios.
La Administración española, la Embajada de España, las Oficinas Comerciales, el ICEX apoyan y escuchan a las empresas españolas, pero la iniciativa en el mercado, las acciones, deben ser del sector empresarial.
¿Con quién hay que contar para las relaciones económicas y comerciales con China? ¿Con ICEX, la CEOE o las Cámaras de Comercio? ¿Con quién hay que contar para las relaciones políticas. culturales? ¿Con qué Universidades y centros de estudio, con qué think tanks, con qué organismos que compiten entre sí a ver quién es el más añejo, el más experto?
En definitiva, he pasado de la literatura al comercio, y podría seguir con otros sectores y la situación sería muy similar. Seguimos sin unificar los nombres chinos ni siquiera en los organismos gubernamentales (se escribe Shangai, Shanghai, Shangái o Shanghái por ejemplo) y sigue habiendo un desconocimiento de China en general. Un estudiante chino sabe quién fue Cervantes; ¿cuántos en nuestro mundo saben quien es Mo Yan, Premio Nobel de Literatura? ¿Cuántos intérpretes hay en nuestro mundo para recibir o visitar autoridades chinas? ¿Quién fue el intérprete por parte española del último encuentro entre el Rey de España y el Presidente chino Xi Jinping en Astaná? Quizás lo hubo, pero no lo ví en la televisión.
El "problema" es que estamos hablando de uno de los países más importantes del mundo en la actualidad y resulta que en mi opinión, la sociedad civil está comparativamente más atrasada en relación a China en comparación con los años 80. ¿Será porque ahora existe Internet y cualquiera es un "experto" en China, cuando décadas atrás había que quemarse las pestañas leyendo sobre la República Popular?
En todo caso todo está interrelacionado, en mi modesta opinión. Para conocer un país, para hacer negocios con ese país, y en este caso especial de China en particular, es muy importante conocer su política, historia, su cultura, su literatura clásica y moderna.
En este sentido, y a pesar de los progresos logrados, creo que comparativamente estamos peor que hace décadas atrás, y que como el cangrejo, en muchos casos se camina hacia atrás.
¿Cuándo, por fin, se tomará a China en serio, se conocerá a China con sus virtudes y sus defectos, y en la mayor cantidad de aspectos posibles?
Para terminar, y aunque se indica claramente en este blog, estas opiniones son exclusivamente personales y responsabilidad del autor.
Los habitantes de lo que ahora es la República Oriental del Uruguay fueron y son conocidos también como “orientales”. Este oriental, después de 17 años de vida en Uruguay y Argentina, aterrizó en China en 1975 y desde entonces sigue relacionado a ese “otro” Oriente, donde residió casi un cuarto de siglo y al que sigue vinculado activamente. Esta página pretende reflexionar, contar, compartir pensamientos, historias y experiencias de China, de ayer y del presente.
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