Tanto el Vaticano como la República Popular se caracterizan por su paciencia, visión a largo plazo y por contar con excelentes diplomáticos y por ello, a riesgo de equivocarme, no me sorprendería ver en el 2017 un establecimiento de relaciones entre ambas partes.
En la entrevista exclusiva que el diario El País de España publicó el pasado sábado con el Papa Francisco, el siguiente fue el diálogo relacionado con China:
P. ¿Esa diplomacia vaticana se puede extender a China pronto?
R. De hecho, hay una comisión que hace años está trabajando con China y que se reúne cada tres meses, una vez aquí y otra en Pekín. Y hay mucho diálogo con China. China tiene siempre ese halo de misterio que es fascinante. Hace dos o tres meses, con la exposición del museo vaticano en Pekín, estaban felices. Y ellos vienen el año que viene acá al Vaticano con sus cosas, sus museos.
P. ¿Y va a ir pronto a China?
R. Yo, cuando me inviten. Lo saben ellos. Además, en China las iglesias están llenas. Se puede practicar la religión en China.
Habrá que esperar y seguir observando de cerca, pero este puede ser el gran movimiento diplomático de China y el Vaticano este año, no sólo con repercusiones religiosas, sino diplomáticas.
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