2015 fue un
año excepcionalmente activo para la diplomacia china, que parece haber dado un
gran salto adelante bajo el liderazgo de Xi Jinping con el objetivo de que el
papel de la República Popular en las relaciones internacionales tenga la misma
posición de fuerza que la ya alcanzada por el país asiático en el mundo en
campos como la economía o el comercio.
El
Presidente Xi se está destacando pues como el dirigente más activo de la
diplomacia en la historia de la República Popular. En los 33 meses que lleva en
el cargo, Xi ha realizado casi 40 visitas de Estado. El año 2015 en especial
fue particularmente fructífero para la diplomacia del gigante asiático habiendo
estado el líder chino casi un mes y medio (en total 42 días) en visitas fuera
del país.
Aparte de un
incremento en las visitas de sus dirigentes al exterior –el Primer Ministro Li
Keqiang también ha sido un incansable viajero- la diplomacia china ha
experimentado también otros cambios en el fondo y en las formas.
Uno de ellos
ha sido el de fortalecer y promover el papel de “Primera Dama” de la esposa de
Xi, Peng Liyuan, en un grado muy similar
al que se ve en los Estados Unidos. Si bien los anteriores presidentes chinos
también viajaban al exterior con sus esposas, el papel de éstas era mucho más
insignificante que el que juega ahora Peng Liyuan como se encargan de resaltar
los medios de prensa chinos.
Otro cambio
en relación a sus más recientes antecesores ha sido el abandonar el traje
occidental y la corbata en las ceremonias de gala para suplantarlos por una
versión más moderna del conocido como traje Mao.
Dentro de
China, además, los líderes extranjeros que viajan a la República Popular se
desplazan ahora en coches chinos, en concreto en una versión moderna del
“Bandera Roja”, el “coche oficial” de los dirigentes chinos hasta la década de
los 70.
Todos estos
cambios en las formas están dirigidos principalmente al público chino que ve
con buenos ojos esos detalles que destacan el fortalecimiento de la nación
china.
Hasta hace
muy poco, cuando un Presidente chino viajaba al exterior “aprovechaba” para
visitar un mínimo de tres o cuatro países. En el 2015, sin embargo, vimos por
primera vez viajes dedicados exclusivamente a un solo país: en efecto las
visitas del Presidente Xi a EE.UU. y al Reino Unido no incluyeron, como lo
hubieran hecho en otras ocasiones, viajes o escalas en otros países.
Sin dejar de
mantener una relación directa muy estrecha con Putin –de lejos el líder
extranjero con quien más veces se ha entrevistado Xi Jinping desde que asumió
la presidencia china en marzo del 2013-, entre las visitas más importantes y
significativas realizadas por Xi Jinping en el 2015 figuran precisamente las realizadas a los Estados Unidos y al Reino Unido.
Otro aspecto
a destacar es que en los desplazamientos al exterior se está poniendo más
énfasis que antes en los aspectos económicos y comerciales. Xi Jinping y Li
Keqiang están jugando un papel muy activo como promotores de la “marca China”,
en especial en sectores como el de los ferrocarriles y la energía nuclear.
En el Tercer
Mundo y entre los países en desarrollo China y sus empresas han continuado en el
2015 con una activa política económica, financiera y comercial destinada a, por
un lado abrir mercados para sus productos, y por el otro garantizarse fuentes
de materias primas necesarias para su desarrollo.
En las
relaciones de China con Occidente y otros países desarrollados, sin embargo,
las cosas están empezando a cambiar en relación con el pasado. Por ejemplo,
actualmente la diplomacia china intenta que los grandes acuerdos comerciales
con los países desarrollados se firmen durante las visitas de Xi Jinping o Li Keqiang,
con el fin de ganarse más simpatía en los medios sociales de los países
visitados. Hasta no hace mucho esos grandes contratos comerciales se firmaban
en Beijing cuando los líderes occidentales visitaban China.
Además, en
las relaciones con los países desarrollados, los acuerdos que se firman ya
incluyen proyectos de inversión chinos y de exportación de productos chinos de
alto contenido tecnológico, algo que en el pasado sólo ocurría con los países
del Tercer Mundo.
Si las
relaciones bilaterales han sido muy activas en el 2015 no menos lo han sido las
relaciones multilaterales, donde China se ha apuntado importantes victorias
diplomáticas.
En el marco
de su actividad con los países emergentes y con Rusia y Asia Central, Xi
Jinping asistió en junio del 2015 en Rusia a la cumbre de los países BRICS (Brasil,
Rusia, India, China y Sudáfrica) y un mes más tarde, también en Rusia, a la reunión
anual de jefes de Estado de la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO en
inglés) formada por China, Rusia, y un grupo de países de Asia Central
fronterizos en su mayor parte con la República Popular.
El
Presidente chino participó también en el 2015 en la cumbre del G-20 en Turquía,
en la cumbre de la APEC en Filipinas, en la Asamblea General de la ONU o en la reunión sobre el cambio climático
en París. Especial mención merece también su viaje a Sudáfrica en el mes de
diciembre donde participó en el Foro China-África durante el cual anunció más
medidas de apoyo financiero al continente.
En el
terreno multilateral, sin embargo, el éxito más significativo de la diplomacia
china en el 2015 fue la fundación del Banco Asiático de Inversiones en
Infraestructuras (AIIB en inglés) una iniciativa del gobierno de Beijing que
contó desde el principio con la oposición abierta de los Estados Unidos que
presionó a sus aliados para que no se adhiriesen al banco. El Reino Unido, sin
embargo, fue el primer país occidental de peso que desoyendo a Washington se
unió al AIIB lo cual produjo una reacción en cadena de adhesiones de países
occidentales, entre ellos España.
La creación
del AIIB es parte integrante de la política del Presidente Xi Jinping para
reactivar la antigua Ruta de la Seda, tanto la terrestre como la marítima, con
el fin de impulsar el desarrollo de los países de Asia Central, el Sudeste
Asiático, la región del Golfo y África y la influencia de China y de sus
empresas en los mismos.
Al igual que en otras regiones del Tercer Mundo, China
tiene en los países de la Ruta de la Seda (tanto en la marítima como en la
terrestre) mercados para sus bienes de equipo y de consumo así como fuentes de
suministro de materias primas y recursos energéticos.
Otro elemento destacable de la nueva
diplomacia china, es que está empezando a jugar un papel más activo
que en el pasado en los conflictos internacionales. Aparte de la participación
de la República Popular en el grupo de los seis países que negociaron el
acuerdo nuclear con Irán, llama la atención el deseo expresado claramente por
China de jugar un papel de mediador en el conflicto de Siria,
habiendo recibido en Beijing a representantes tanto del gobierno de Damasco como de algunos
sectores de la oposición.
Este salto delante
de la diplomacia china en general ha sido paralelo al del fortalecimiento del
poderío militar del gigante asiático. Es en este contexto que en septiembre del
2015 China realiza un desfile militar con motivo del 70º aniversario del fin de
la guerra de resistencia a Japón y de la IIª Guerra Mundial, que en la práctica
se transforma en una demostración de fuerza al mundo de su poderío militar.
El
fortalecimiento militar, en especial de sus fuerzas navales,
coincide con un incremento de la tensión en las relaciones de China con Japón y
con otros países del sudeste asiático –de manera destacada con Filipinas- por
la soberanía territorial en el Mar del Sur de China.
Este gran
salto delante de la diplomacia china y de la actividad de las empresas chinas
en el exterior se ha hecho notar de forma significativa en los países Occidentales
y desarrollados durante el año 2015 y continuará su marcha en el 2016 cuando
uno de los hitos más destacados de la diplomacia china será la reunión del
G-20 en la ciudad de Hangzhou.
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