Recientemente muchas personas seguramente se han asombrado al ver a Leo Messi haciendo publicidad sobre una aplicación para teléfonos y tabletas, llamada “WeChat”, un programa parecido –pero gratis y con muchas más funciones- al popular “WhatsApp”.
No sé si mucha gente sabe que “WeChat”, el producto anunciado por Messi, es un programa desarrollado por una empresa china, Tencent (腾讯), fundada en 1998 y actualmente la empresa de Internet más grande de China por capitalización.
“WeChat” se ha transformado ya en la aplicación más popular dentro de China, no sólo para los habitantes del país, sino para la ya numerosa y creciente comunidad de residentes extranjeros.
En la publicidad que protagoniza el futbolista argentino del F.C. Barcelona, y que se está dando a conocer a nivel global (el anuncio tiene versiones en diversos idiomas ), sin embargo, no hay ninguna mención a China.
Es un hecho que las marcas con nombres chinos o identificadas con China, han generado muchas veces entre los consumidores y establecimientos comerciales del mundo diferentes grados de dudas, temores y suspicacia.
Esta situación está cambiando en los últimos años.
Por un lado tenemos empresas con “nombres chinos”, como Huawei o Haier, que después de muchos años de esfuerzos están empezando a destacar en los mercados internacionales, incluso en los más desarrollados.
Huawei es una empresa dedicada a las telecomunicaciones, mientras que Haier fabrica electrodomésticos.
Los recursos destinados a publicidad no han sido ajenos a esta mejora de posición de sus marcas. Huawei, por ejemplo, auspició en la pasada temporada algún partido del Atlético de Madrid.
En América Latina, por otro lado, las marcas de automóviles chinos (como Chery o BYD, entre otras) ya son muy conocidas en muchos países de la región, donde además tienen una posición creciente en alguno de sus mercados.
Por último, tenemos también el caso de empresas chinas que han adquirido empresas extranjeras, sin haber cambiado las marcas de las mismas.
Es por ejemplo el caso del fabricante de automóviles Volvo, actualmente propiedad de la empresa china Geely.
Otro caso reciente es el de Campofrío, importante empresa española en el sector de elaborados cárnicos. El principal accionista de Campofrío es en la actualidad la empresa china Shuanghui quien adquirió la participación que Smithfield Food, de Estados Unidos, tenía en la empresa española.
El consumidor occidental, sin embargo ¿relaciona a Campofrío, a Volvo o a WeChat con China? ¿Cuántos consumidores saben que Huawei es una empresa china?
La realidad es que cuando se menciona el nombre de China y sus empresas, por lo menos hasta hace muy poco tiempo, sólo se pensaba en los restaurantes chinos, en las tiendas de productos baratos, o en los productos de industria ligera y textiles.
Al igual que el país, sin embargo, las cosas están cambiando también de una forma espectacularmente rápida en lo que tiene que ver con las empresas chinas y sus productos.
Estos recientes acontecimientos demuestran, entre otras cosas:
a) El crecimiento de la presencia empresarial china en los mercados internacionales va en constante aumento y la tendencia no hace más que aumentar y extenderse poco a poco a casi todos los sectores de la vida económica y social.
En los últimos años, muchas de las grandes operaciones chinas en el mercado internacional han tenido relación directa con el gas y el petróleo o la minería, sectores de alguna manera alejados del día a día del consumidor.
El cambio, ahora, es que están llegando directamente a los escaparates de las tiendas, a la vida diaria de las familias, de los jóvenes.
Contrariamente a lo que se dice con frecuencia, parte importante del éxito de estas empresas no está en la competitividad salarial, sino, entre otros, a los recursos destinados a investigación y desarrollo.
b) Ya se ha dicho en reiteradas oportunidades que el proceso de internacionalización de las empresas chinas, tiene rasgos similares a los seguidos por Japón y por Corea. (Los menos jóvenes recordarán la entrada de los coches japoneses, y más tarde de los coreanos, en los mercados occidentales). Al principio también se desconfiaba de la calidad del “Made in Japan” y al final se llegó a tener a empresas japonesas controlando estudios de Hollywood o de producción musical, entre otros.
En el caso de Corea tenemos empresas como LG o KIA que no todo el mundo en Occidente relaciona con ese país asiático. El fabricante de automóviles KIA además utiliza la figura del tenista español Rafael Nadal en su publicidad. En este contexto, ¿puede ya asombrarnos que una empresa china use a Leo Messi para anunciar sus productos?
c) Las empresas chinas están demostrando que están dispuestas a destinar millonarias sumas de dinero en publicidad y promoción comercial, cuentan con los recursos económicos suficientes, y lo están haciendo en muchos casos con “medios” occidentales y con herramientas occidentales.
Para terminar, y pidiendo disculpas por auto-citarme, me gustaría volver a recordar un artículo escrito en el 2007 y recuperado en diciembre pasado, titulado “China nos importa, China nos afecta”. Creo que cada día que pasa, el artículo adquiere una nueva actualidad.
Publicado originalmente en Global Asia
Pinche en el siguiente enlace para ver el artículo “China nos importa, China nos afecta”http://blogs.globalasia.com/china-reflexiones-orientales/china-nos-importa-china-nos-afecta/
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