Hoy, 26 de diciembre, se cumple un año más
del natalicio de Mao Zedong.
Independientemente de la opinión que se
tenga sobre el líder chino y su papel en diferentes etapas de la historia del
país asiático en el siglo XX, es indudable que no se puede hablar del
desarrollo y evolución de la China moderna sin tener en cuenta a quien fue
conocido popularmente en su país como “el Presidente Mao”.
Su figura y muchas de sus decisiones, tanto
dentro de China como en las relaciones internacionales, ha estado rodeada de
polémicas, en primer lugar dentro del mismo Partido Comunista de China.
Hoy, treinta y seis años después de su
muerte, y a pesar de los cambios que ha experimentado China desde entonces en
lo ideológico, económico, social y político –muchos de ellos en clara
discrepancia con los ideales pregonados por quien es considerado el fundador de
la República Popular- su retrato sigue colgado en lo que se considera el centro
político del país –la plaza de Tiananmen, donde también se levanta su Mausoleo-
y su figura ilustra los billetes de la moneda del país.
Una muestra más de la complejidad de China.
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