En junio del año 2007 publiqué un trabajo
en el portal Iberchina.org titulado “China nos importa, China nos afecta”. Tres
años más tarde, a petición de El Exportador, publicación del ICEX, escribí otro
artículo con el mismo título, recordando lo indicado en Iberchina y su validez
y actualidad a pesar del tiempo transcurrido.
En ese artículo –enfocado principalmente a
las relaciones entre España y China- reflexionaba sobre la importancia que el
desarrollo que estaba experimentando el país asiático tenía e iba a tener en
todos los terrenos de la sociedad española. Al mismo tiempo, comentaba de forma
crítica que España en general no era verdaderamente consciente de esa realidad
china y sus implicaciones para el país, y que no se mostraba un verdadero
interés por conocer y comprender a la República Popular.
Hoy, cuando han pasado más de cinco años
del artículo de Iberchina, los acontecimientos no han hecho más que reafirmarme
en las opiniones y comentarios expresados entonces. Es más, como viene
ocurriendo desde hace ya varias décadas, las previsiones más optimistas en
relación con la economía china se han quedado cortas.
Si en el 2007 destacaba que China era ya la
cuarta economía del mundo, ahora ya es la segunda; si cinco años atrás el país
asiático era el tercer importador-exportador del mundo, ahora ya es la primera
potencia comercial mundial.
Infinidad de hechos nos han mostrado y nos
muestran día a día, la creciente importancia de China en la escena internacional
y en la economía mundial, así como en la de España y los países
latinoamericanos en particular.
Sólo por citar algunos ejemplos, podemos
recordar la compra por parte china de deuda soberana española, la adquisición
por SINOPEC de parte de los activos de REPSOL en Brasil, o las inversiones de
empresas como Huawei en España. En el caso de Latinoamérica, los ejemplos son
mayores, con Tratados de Libre Comercio ya firmados o en fase de negociación, y
con China como uno de los principales inversores y socios comerciales de la
región.
Lamentablemente, el desconocimiento, la
falta de interés real, y la confusión existente sobre China en diversos
sectores de la sociedad española, de lo cual hablábamos en el 2007, siguen
teniendo validez y en algunos casos se han agravado. Parte de lo mismo ocurre
en varios países latinoamericanos.
Sólo una pequeña muestra de ello es que al
igual que hace cinco años atrás, ni los organismos públicos o privados, ni la
prensa en general en España, se han puesto de acuerdo sobre cómo deben
escribirse los nombres de personalidades chinas, o de las principales ciudades
del país. (¿Beijing, Pekín o Pequín?, ¿Shanghai, Shangai o Shangái?)
Por estas razones es que me gustaría volver
a recordar y compartir ahora ese artículo del 2007, sin cambiar ni una sola coma, ya
que considero que, dejando de lado algunos cambios de nombres o de cifras, su
contenido sigue siendo válido y de actualidad.
El artículo escrito en Iberchina en Junio
de 1997 puede ser leído íntegramente en el siguiente link:
http://www.iberchina.org/index.php/espahina-contenidos-38/318-china-nos-importa-china-nos-afecta
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